La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó el documento "La facilitación del comercio en América Latina y el Caribe: formalidades, infraestructura y logística".

El informe ofrece un panorama de los avances registrados por los países de la región en la implementación de sus respectivas agendas de facilitación del comercio, así como de los principales desafíos que subsisten en este ámbito.

Entre sus principales conclusiones se destaca la necesidad de avanzar en la facilitación del comercio es crucial para América Latina y el Caribe, por varias razones. Dado que las pequeñas y medianas empresas (pymes) de la región son particularmente penalizadas por las barreras administrativas al comercio, la reducción de estas barreras promueve la internacionalización de dichas empresas y el comercio intrarregional, en el que tienen una gran presencia.

El consecuente aumento del número de empresas que participan del comercio internacional puede, a su vez, contribuir a la diversificación exportadora.

Asimismo, el movimiento expedito de los bienes intermedios y finales a través de las fronteras es fundamental para el buen funcionamiento de las redes internacionales de producción. Por lo tanto, los avances en la facilitación del comercio pueden ayudar a atraer nuevas inversiones de empresas multinacionales que estén considerando trasladar algunas de sus operaciones a la región en el marco de procesos de deslocalización cercana (nearshoring).

Por otra parte, al promover la transparencia y reducir la interacción cara a cara generalmente asociada a los trámites burocráticos, la facilitación del comercio puede contribuir a una mayor eficiencia del Estado y a combatir la corrupción.

Progresos

Los grandes progresos registrados por los países de la región en materia de facilitación del comercio tendrán un mayor impacto en los flujos comerciales y la integración productiva si se logra coordinar dichos avances entre varios países. En los últimos años ha habido varios avances prometedores en este sentido, principalmente a nivel subregional. Este es el caso, por ejemplo, del intercambio electrónico transfronterizo de documentos y datos comerciales y del creciente número de acuerdos de reconocimiento mutuo de los sistemas nacionales de operador económico autorizado.

La intensificación de estos esfuerzos debería ser una prioridad en los próximos años. Asimismo, dada la reciente experiencia de la pandemia y la creciente ocurrencia de fenómenos climáticos extremos que inciden en las cadenas internacionales de suministro, los países de la región deberían aumenta sus niveles de preparación mediante acciones concertadas a nivel regional. La negociación de un acuerdo regional sobre facilitación del comercio y comercio sin papel puede ser un vehículo útil para este fin.

Junto con agilizar los procedimientos y formalidades comerciales, los países de la región deben avanzar progresivamente en la superación de las carencias en materia de infraestructura que han sido puestas de manifiesto por diversos indicadores internacionales y que limitan sus perspectivas de desarrollo.

Ello implica no solo aumentar el acervo regional de infraestructura, sino también destinar recursos adecuados al mantenimiento y reparación de la infraestructura existente, mejorar los marcos técnicos y regulatorios, y prepararse para los desafíos del cambio climático y los fenómenos extremos que lo acompañan.

Sin embargo, aumentar los montos destinados a la inversión en infraestructura plantea un gran desafío en el contexto de estrechez fiscal que enfrentan la mayoría de los países de la región. Es preciso, entonces, explorar distintas opciones innovadoras de financiamiento, entre las que se destacan las vinculadas al desarrollo de infraestructuras verdes. Históricamente, los países de la región han privilegiado el desarrollo del transporte carretero por sobre otros modos de transporte.

Sin embargo, la multimodalidad tiene un gran potencial que debe aprovecharse para potenciar las ventajas de cada modo de transporte en un sistema integrado, más eficiente y menos contaminante. Alternativas como el tren, los transbordadores, los dirigibles y el transporte fluvial pueden suponer un gran aporte en esta dirección.

Un ejemplo promisorio de multimodalidad son los proyectos en curso para desarrollar corredores bioceánicos de integración en América del Sur. Estas iniciativas pueden ser particularmente beneficiosas para los países sin litoral de la región, al hacer más expedito su acceso a las costas de los océanos Atlántico y Pacífico y facilitar así su participación en el comercio internacional.

En suma, la facilitación del comercio exige avanzar simultáneamente en la agilización de los trámites comerciales, en la mejora de la infraestructura de transporte en sus diversos modos, y en la disponibilidad de servicios de transporte y logística de calidad a costos competitivos. En ausencia de avances sustantivos en las tres dimensiones, el impacto de los progresos en cualquiera de ellas se verá necesariamente limitado. Por tal razón, los comités nacionales de facilitación del comercio deberían incluir estos tres aspectos en sus agendas de trabajo, procurando maximizar las sinergias entre ellos.

El informe fue preparado por Sebastián Herreros, Oficial de Asuntos Económicos de la Unidad de Integración Regional, y Miryam Saade Hazin, Oficial a cargo de la Unidad de Servicios de Infraestructura, ambos de la División de Comercio Internacional e Integración de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). El documento es un resumen del capítulo III de la publicación “Perspectivas del Comercio Internacional de América Latina y el Caribe 2023” (CEPAL, 2023).